Con los contenedores de reciclaje para los hogares, ya no hay excusas, todo el mundo cuida del medio ambiente con el sencillo gesto de separar la basura generada por materiales. Este nuevo concepto de papelera de reciclaje o miniglú se instala en la cocina, y además de ser decorativo, nos ayuda a guardar el vidrio para después llevarlo al contenedor de vidrio de la calle una vez a la semana o cada varios días.
Cuidar del medio ambiente y de nuestro planeta es una tarea que nos incumbe a todos, desde los más pequeños hasta los más mayores. Y es en el hogar donde mejor se adquieren estos valores tan importantes para la sociedad. Además, es cómodo no tener que ir todos los días con una botella o tarro de vidrio al contenedor de la calle más cercano, sino que los almacenamos en nuestro miniglú hasta que se llene. El 60 % de la basura que generamos está formada por envases y embalajes que en su mayoría son de un solo uso.
Estas papeleras de reciclaje están creadas con una gran variedad de diseños, desde dibujos de famosas diseñadoras y marcas, hasta los que apoyan a nuestro equipo deportivo favorito. Darán un toque personal a nuestra cocina. Si se prefiere, es posible ayudar a diversas causas benéficas con la compra de determinados modelos y, por ejemplo, colaborar con la compra de handbikes para el Hospital de parapléjicos de Toledo o con la Fundación Save the Children.
Son múltiples los beneficios de reciclar, principalmente para el medio ambiente, pero también tiene repercusiones positivas en la salud de las personas y en la economía. La primera ventaja es la preservación de los recursos naturales, disminuyendo la necesidad de extraer la materia prima de la naturaleza. Por ejemplo, se reduce la tala de árboles. De la misma forma, al reciclar, se produce menos contaminación y gases de efecto invernadero. Todos conocemos los problemas del océano con los residuos plásticos. Además, para fabricar plástico se necesita petróleo, con lo que reciclar este material ahorra en el consumo de un recurso no renovable. Otra ventaja importante es el ahorro de energía, que a su vez repercute en la disminución de emisión de gases contaminantes a la atmósfera. Fabricar un producto a partir de otro reciclable supone un proceso menor que hacerlo partiendo de cero. Por este mismo motivo, si reciclamos también ahorramos cantidades importantes de agua. La clave está en transformar los residuos o desechos en recursos. Y para que esto sea posible es necesaria la colaboración de todo el mundo con algo tan sencillo como reciclar.
Lo primero y más importante es separar por diferentes tipos de materiales los desechos para su reciclaje. No deben mezclarse nunca. De esta forma, los envases de plástico, tetrabrik, latas de conservas, latas de refrescos, bandejas de aluminio, aerosoles y tapones metálicos, se deben depositar en el contenedor amarillo. El papel y el cartón tienen su sitio en el contenedor azul. Las botellas, frascos y tarros de vidrio deben ir al contenedor verde. Pero no productos cerámicos ni de porcelana. Tampoco cristales, como bombillas o vasos. Los restos orgánicos, como restos de comida, van al contenedor señalizado para ello. Los restos que no se pueden depositar en ninguno de estos contenedores, deben llevarse a un punto.
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